Reino Unido nunca ha estado más
dividido.
Como muchos de los que votaron
para abandonar la Unión Europea han dejado claro, esto no era un referéndum para
independizarse de reglas o leyes absurdas. No era un referéndum para manifestar
su opinión sobre el efecto que pertenecer a la Unión Europea tiene en el
mercado del país. No. El 23 de Junio lo que tuvo Reino Unido fue un referéndum de
racismo y xenofobia (este amable señor nos lo explica, por si acaso nos
quedaban dudas https://www.youtube.com/watch?v=jpnbSZGlhq4)
Dicen las estadísticas que alrededor
del 75% de la población joven en el país votó para quedarse y seguir formando
parte de la UE. Desgraciadamente, también decían las estadísticas que cuanto
más mayor era la gente, mayor era la probabilidad de que votasen leave. Y así fue. Con una tacaña mayoría
del 51.9%, el Reino Unido pasa de ser un país de oportunidades y cosmopolitismo
a un país de xenofobia y egoísmo.
También dicen las estadísticas,
los medios y los entendidos en la materia que, además de ser en su mayoría gente
mayor la que votó para abandonar la UE, otra parte importante de ese porcentaje
estaba formada por gente iletrada, gente que quería “vengarse” de David Cameron
(sus palabras, no las mías) y, en general, gente que votó sin informarse. Todo
ello, por supuesto, siempre sazonado del odio a lo diferente, a lo extranjero.
Por eso, ahora también aparecen
en los medios leavers que se
arrepienten porque no sabían que abandonar la Unión Europea iba a tener impacto en el futuro del país o de la Libra Esterlina. Al parecer, poco después
de que se conociesen los resultados, se disparó el número de búsquedas en
Google del tipo “What is the EU?” o “What happens if we leave the EU?”. De verdad, apaga y
vámonos.
Total que, como resultado, ahora
el país (inmigrantes, británicos y hasta mascotas) está desorientado, confuso y
triste. Al menos ese 48.1%, claro. El otro 51.9% seguramente estará muy
ocupado buscando una forma de culpar a los extranjeros de la bajada de la
Libra.
Yo vivo en Manchester y,
afortunadamente, a su vez también vivo en un pequeño y maravilloso círculo de
amigos británicos que votaron remain,
y que me hacen sentir bienvenida cada hora de cada día. Por ellos, lo siento en
el alma. Lo siento porque al final del día, por lo menos, yo sigo teniendo un
pasaporte europeo. Lo siento, no sólo por los cambios que esto pueda tener en
sus vidas sino porque no debe ser fácil despertarte un viernes para enterarte
de que tu país no es tan tolerante como pensabas.
A pesar de vivir en ese pequeño
círculo, no dejo de ser consciente de que, a día de hoy, vivo en un país que me
ha dicho a voces que no soy bien recibida. Y me da igual que me digan “no, tú no
cuentas. Tú eres de los inmigrantes buenos”. No existe ninguna diferencia entre
mi calidad de inmigrante y la de los que ellos califican como “el mal tipo de
inmigrante”. Literalmente me hierve la sangre cada vez que tengo que aguantar
semejante chuminada.
Este fin de semana la juventud
del Reino Unido está de luto, agarrándose a un clavo ardiendo y organizando
peticiones para un segundo Referendum con la esperanza de que en éste puedan
conseguir el resultado que esperaban y merecen.
Nadie sabe lo que va a pasar
ahora. Ni si va a haber un segundo referéndum, ni si realmente Reino Unido
abandonará la UE, ni qué consecuencias habría para extranjeros y nacionales si
se va. Por saber, no se sabe ni quién será el primer ministro del país de aquí
a unos meses después de que Cameron anunciase el viernes su dimisión.
Lo único que yo sé ahora mismo es
que por primera vez en más de cuatro años no me siento bienvenida en éste país.
Y da igual que hagan peticiones para otro referéndum, que Reino Unido tarde mil
años y un día en abandonar la UE o que yo sea de los inmigrantes “buenos” y para
mí no tenga consecuencias tan
negativas como para los de otros países. Me da igual todo. Yo, hoy, soy y me siento i n m i g r a n t e y cuando dicen barbaridades por la tele, me
las están diciendo a mí.
Puede que algún día logre
reconciliarme con éste país pero, hoy por hoy, yo también estoy de luto.