Pienso que pienso

A veces pienso cosas estúpidas.
Imagino cómo lloraría un roble si pudiera o cómo sonreiría un pez espada. Pienso cómo sería si de repente un día lloviera hacia arriba o si, en lugar de coches, utilizáramos nubes para ir de un lugar a otro, su tubo de escape sólo emitiría gotitas condensadas de agua y su limpiaparabrisas sería una fina cadena de brillantes estrellas.
Pienso cómo sería si los libros se pudiesen leer a sí mismos y llorar sobre sus historias, o reír, o enfadarse, o sonrojarse con ellas. Si pudieran contarnos su opinión sobre sus páginas.
¿Y si la almohada pudiera devolvernos el abrazo cuando la buscamos en la oscuridad de la noche? O si le hiciésemos daño al sofá cuando llegamos cansados y nos tiramos sobre él sin pensarlo…
A veces pienso que el ordenador se cansa de estar encendido, que a la tele le duele la cabeza de aguantar todo ese ruido y que al coche le da catarro cuando pongo el aire acondicionado.
Por no hablar del sofoco que me entra al pensar en el cuello de mi bolígrafo cuando escribo con ímpetu contra un cuaderno. Por no hablar de ese cuaderno…
A veces, hasta pienso si al 2 le molestará no ser nunca el primero, o al 1 estar siempre tan sólo, o al 0 no ser nada a la izquierda en la sociedad.
A veces pienso que pienso demasiado. Y aunque no hay como lo poco siendo bastante, nunca me ha dado por pensar que sea bueno pensar poco…Más bien lo contrario.
Pero muchas veces pienso que en buena hora me pongo a pensar sobre lo que no quiero pensar porque entonces ya no puedo parar y pienso, y duele, y pienso, y duele más, y pienso y no lo soporto ni un poco más.
Y, desgraciadamente, sigo pensando y sigue doliendo porque con el pensar, así como con el comer, es todo empezar.
Y por eso a veces pienso cosas estúpidas, como que mi cerebro se fatiga de pensar siempre en lo mismo. Así que le doy un respiro y entre Tú y Tú divago sobre los abrazos de mi almohada o sobre los sentimientos de lo insensible. Aunque, al fin y al cabo, vuelve a ser Tú.

Mars

* I thought our story was epic, you know? You and me.
- Epic how?
* Spanning years, and continents. Lives ruined and blood shed.
Epic!
- Come on. Ruined lives? Bloodshed? You really think a relationship should be that hard?
* No one writes songs about the ones that come easy.


***

Y ciertamente, tuvo razón. Nadie escribe canciones sobre las relaciones sencillas. Nadie hace una película en la que la pareja está felizmente unida desde el minuto uno. Ningún poeta habla de una amada que está a su lado desde el primer verso.

Al final, todos acaban ensañándose con las mismas historias tortuosas y escabrosas. Revolcándose en un fango que, aunque en ocasiones acaba dejando la piel más suave y sedosa que al principio, la mayoría de las veces sólo sirve para esparcir aún más la mierda.

Así que ya está, ya me he hartado. Hoy voy a hacer historia. Como Neil Armstrong el 21 de Julio de 1969 o como Martin Luther King en Alabama. Hoy voy a contar cómo tú y yo nos conocimos. Y ya sabes que esa historia nada tiene que ver con vidas arruinadas y años desperdiciados. Porque el único obstáculo que tuvimos que superar fue llegar a conocernos. Todo lo demás vino de la mano.

Y lo cierto es que, de la forma más sencilla, aquel 24 de Marzo acabaste sentado junto a mi butaca, en un viaje en tren que recorría la costa, con tu mochila verde oscuro y una camiseta anaranjada. Te sentaste junto a la ventana concentrándote en el paisaje que ésta te ofrecía hasta que por obra de un milagro tu mirada se desvió lo justo para aterrizar sobre el libro que a mí me mantenía ocupada. Qué fortuna la nuestra que fuera tu libro favorito y qué suerte también que fuera un libro del que se podía hablar durante horas. Gracias a ello pudimos soltarnos tan sólo hablando de él. Luego ya vinieron otros libros, otros temas…

¿Te acuerdas? En parte parece que fue ayer pero en parte también parece que ha pasado un siglo. No logro ser objetiva y estimar si el tiempo que ha pasado es mucho o poco pero aquella camiseta naranja que hoy es casi amarilla sigue siendo mi pijama favorito, así que con eso me sirve para calcular los años junto a ti. Ni siquiera necesito un calendario. Ni lo necesito ni lo quiero. ¿Para qué un calendario cuando tengo una camiseta, un libro, un recuerdo?

¿Verdad que es mucho mejor nuestra historia que la de todas las películas que ha habido y habrá? Que ni el mejor poema de Rubén Darío, Byron o Lope de Vega reflejará nunca la grandeza de aquel viaje, de estos años. Y, por preciosas que sean muchas canciones, su melodía sin duda sonaría mejor acompañada de nuestra historia.

Mil veces mejor…

**A ver si alguien acierta los protagonistas del diálogo…